29 de diciembre de 2012

2012

Creo que todos en esta época del año hacemos una retrospectiva en nuestras acciones durante estos doce meses. Sonreímos ante aquello que nos trajo tantas alegrías y meditamos en nuestros errores que nos perjudicaron. Es parte de nuestra cultura y de nuestra forma de ser como humanos. Inútilmente vemos al pasado para forjar metas para mejorar el futuro. No se ofendan cuando digo inútilmente, puesto a que si hablamos de propuestas fallidas de principio de año yo soy el primero en ser culpable.

Tanta presión existe a nuestro alrededor por cambiar lo malo de nuestra vida tan solo porque a un calendario se le acaban las páginas. Hay que enfrentar la realidad, la mayoría de mortales tan solo se proponen cambios porque esa es la costumbre que hemos forjado. Cambios que no duran ni tres meses, poniéndole demasiado tiempo, cambios que no nacen de nuestro corazón sino de una cultura impostora.

Voy a dejar de tomar, de fumar, de comer tanto, voy a hacer más ejercicio e iré más a la iglesia. Proposiciones repetitivas que adoptamos cada principio de Enero para simplemente comentarlas de nuevo en doce meses más. Las condicionamos a nuestro favor, típico ejemplo de voy a tomar menos hasta dejar de tomar del todo, hasta que llegan las fiestas de Palmares y todos en el piso diciendo lo mucho que quieren a un compa o que aman a su ex novia que lo dejó por un mae de Combate.

Si se acaba otro año y todos dicen que se fue muy rápido. Pero nuestra percepción del tiempo ha cambiado con respecto a otros momentos. Nuestra vida se ha convertido tan rutinaria que tan solo vivimos los días esperando a que llegue el siguiente. Casi saltando día sobre día para llegar al fin de semana, para abrir los ojos y encontrarnos otra vez con un lunes.

No me quejo del 2012, tuve mis altos y bajos. Conocí la miseria y la felicidad mientras hacía una introspectiva de que pasaba con mi vida. Tengo una colección de plata de cada Judas que me vendió a los romanos. Pero lo más importante conocí el amor tanto entregado como el propio. Quedan poco más de dos días para el primero de Enero y lo único que pido es fuerza para todas las pruebas del destino.

R.A.Pastor