16 de junio de 2013

Blanco

Ella se encuentra recostada contra una pared, encendiendo su cigarro con su mano izquierda mientras su mano dominante se encuentra guardada en el bolsillo delantero de su pantalón de mezclilla. Su mirada se pierde en el baile que interpreta el humo en el aire formando giros y volteretas mientras asciende a un cielo nocturno sin estrellas visibles. La iluminación de la ciudad opaca la salida de las tímidas estrellas, quienes prefieren la soledad para salir a jugar. El humo del cigarrillo calienta su garganta y cosquillea sus pulmones que se encuentran hartos de respirar aire citadino puro.

Una inocente ceniza cae sobre su camiseta blanca, cómoda y sencilla con un estampado en color negro. Placentera y agradable como esa ropa que utiliza para dormir pero a la misma manera con tanta clase y estilo que la hace sobresalir de la multitud. La dualidad del blanco y negro combinan sutilmente con el tono de su piel, el color de su pelo ligeramente contorneado por la humedad, y con la profundidad de sus ojos negros que se encuentran perdidos en lo que ella considera arte de la naturaleza.

Su sexto sentido femenino le advierte de la situación a su alrededor. En la forma más tribal y primitiva, grupos de hombres se aglomeran para divisar el panorama. Solteros e infieles forman parte del ritual de apareamiento y buscan a la mujer más bella para iniciar su conquista. En el momento que ella vuelve a ver logra distinguir uno de ellos apuntando a su dirección. Mientras ella termina su cigarro, el joven se acerca hacia donde ella se encuentra y con una sonrisa le pide un cigarro para fumar.

El juego de la seducción había empezado, pero lo que el galán no sabía era que finalizó mucho antes de comenzar. Mientras el alardeaba de sus logros y sus conquistas, ella encendía otro cigarro. Las ganas de fumar eran mucho más grandes que las ganas de dejar a ese imbécil hablando solo. Sus palabras la repelían y comenzaban a hervir su sangre. Su orgullo de mujer temblaba de la ira poco a poco mientras escuchaba de nuevo las palabras dentro de su cabeza. Él sencillamente la deseaba por su físico, quería que formara parte de su colección de retos cumplidos para más tarde alardear sobre el tema.

Desafortunadamente para ella, fue la afortunada elegida por su belleza. Gracias a su genética ha tenido que soportar tratos deshumanizantes provenientes de hombres lujuriosos. Casi nadie buscando sobre su manera de pensar o su intrigante gusto musical. Sólo desean colocarla en la posición más odiada por una mujer, la de un trofeo por su conquista. Aquello que ella ha peleado años para no ser ridiculizada de esa manera de nuevo.

Él seguía hablando sobre automóviles y música electrónica cuando recibió una de las cachetadas más fuertes que ha sentido en su vida. Ella apagó el cigarrillo en el pavimento y caminó elegantemente hacia un destino desconocido. Con una sonrisa dibujada en su rostro había cumplido su cometido, no es suficiente rechazar a un idiota lujurioso sino que se le debe de humillar en frente de sus amigos. Así pensaría dos veces en tratar de nuevo a una mujer como un objeto, o por lo menos ella pensaba de esa manera.

R.A.Pastor

1 comentario: