30 de enero de 2013

Distancia

Simplemente las palabras escapan de mi boca cuando trato de expresar esos sentimientos. Miles de pensamientos corren dentro de mi cabeza mientras siento un hueco en mi corazón. En una comunión con los cuatro elementos lo único que deseo es poder romper las leyes de la física para estar con ella en este momento. Acortar distancias para acercar dos corazones destinados a estar juntos. Unidos por un lazo de oro invisible que siempre me mostrará el camino de vuelta hacia ella.

Sin importar el hecho de que la vea todos los días y que cada mañana su sonrisa irradie de calor y ternura los interiores de mi alma. Cada momento que me separo de ella es como estar desvaneciéndome en el camino. Contando las horas para volver a ver esos ojos esmeralda que me aseguran que todo estará bien mientras esté a mi lado. Siento que sin ella soy un rompe cabezas con piezas faltantes. De cierto modo ella no solo me completa sino me complementa y se convierte en mi contrapeso equilibrando el orden que nunca tuve. Ahora está lejos pero su amor siempre está presente en mi vida.

En el frío de la noche lo que necesito es el calor de su piel abrazando la mía. La distancia es sencillamente un término efímero comparado al amor que se percibe en el aire cuando nuestras almas se fusionan. Podremos estar en continentes completamente separados pero siempre averiguaremos el modo para encontrarnos en el camino de nuevo. No importa lo perdido que me encuentre, las estrellas en la noche me prestarán su luz para traerme cerca al cielo contigo.

R.A.Pastor

12 de enero de 2013

Tentación de Piel

En tu piel sientes esa mezcla entre escalofríos y cosquillas acariciándote avisando que ya es el momento de pecar. Una a una cada terminación nerviosa se va despertando erizando los folículos conforme asciende su trayecto. Los latidos se perciben cada vez más fuertes en el pecho mientras las palpitaciones se convierten cada vez más frecuentes. La impaciencia inunda tu mente, lo único que quieres es satisfacer tu hambre.

Tu cabeza empieza a dar vueltas recordando todas aquellas lujuriosas situaciones en la cual te has envuelto. Tu respiración se ha convertido en más profunda tratando de buscar aire para calmar los sentimientos pero sabes que eso no ayuda y lo único que hace es conectarte con lo que pide tu piel. Deseas aquellos labios sobre los tuyos, mordisqueando los lóbulos de tus orejas mientras susurrando te dice lo que te quiere hacer.

Sus uñas dibujando un mapa sobre tu espalda mientras pasan tratando de hacer que aquella sangre ferviente salga a la superficie. Los círculos en tu piel con marcas de dientes se multiplican mientras esa persona hace que agarres su ropa y la rompas en un acto de pasión desenfrenada. Sentir el pecho desnudo contra tu pecho, aquel calor que irradia su piel, ambos corazones compitiendo por cual late más rápido se conocen. Simplemente llegas a un punto donde no hay retorno y te entregas a la lujuria y a la tentación.

Quieres ser parte de ese juego de poder entre dos seres vivos que lo único que buscan es entregar y recibir la mayor cantidad de placer posible. Un juego donde no se trata sobre quién gana y quién pierde, sino de cuál es la persona que logra establecer las reglas del juego. Ambos ganan y ninguno pierde. Satisfacer aquel pecado que nubla tus ojos y caer en la tentación a tu propia manera.

R.A.Pastor

11 de enero de 2013

El Peor Adiós

Desde el primer momento en que mis ojos vieron sus ojos sentí como si a mi corazón lo estuvieran bombardeando con sentimientos múltiples y sincronizados. Sus ojos verde escarlata simplemente derritieron mis entrañas como si estuviese hecho de cera. Entre más trataba de sacarla de mi mente, ella se había arraigado en mis pensamientos y estaba presente en cada una de las sinapsis de mis neuronas. Para mí no existía persona más perfecta que ella.

Con el tiempo no solo fue su impresionante atractivo físico que me llamó la atención; conforme fui conociendo esa misteriosa e intrincada mente que me atrajo con un tipo de magnetismo que hasta el momento aún no comprendo. Con ella poseía una química que con nadie más lograba formar ni aunque se forzara. Cada día lo único que quería era que el tiempo pasara rápido para poder hablar con ella, saciar aquella necesidad de su presencia en mi vida.

Poco a poco me fui enamorando de aquella muchacha que sentía lejos pero tan cerca al mismo tiempo. Sabía que ella era imposible pero eso simplemente alimentaba mis deseos. Sentía que ella alimentaba el fuego dentro de mi alma y me permitía volar con un simple te quiero. Al final, como una piedra en la cabeza, me di cuenta que el único que alimentaba ese fuego era yo mismo. Ilusionándome con un amor basado en fantasías estúpidas y palabras mal entendidas. 

Ese capricho inicial que terminó convirtiéndose en un amor de uno. Ella con sus novios y yo como aquel amigo que juntaba los pedazos de corazón cuando ella terminaba lastimada. Siempre preocupado por su bienestar y su felicidad. No existe peor señal para un amor solitario e imposible cuando tu prioridad se convierte en su felicidad. Aunque sea típico cliché de películas pero solo quería que ella estuviese feliz sin importar con quién estuviera.

Nuevos amores entraban a la vida de ella y lo que antes podía decir que éramos nosotros se fue enfriando con el tiempo. Poco a poco ese amor se fue convirtiendo en dolor, angustia por no tenerla a mi lado. Un amor que se congeló al punto de cambiar de estado de lo inmaterial para convertirse en un corazón roto. Ahora sin que ella se dé cuenta de mis acciones tomo una decisión. Tal vez sea la más cobarde e inmadura pero es aquella que me llevará a la sanación. Este es el peor adiós, una despedida donde ella simplemente no tiene idea de lo que está pasando. Su vida sigue como si nada ignorando lo que sucede en mi corazón.

R.A.Pastor

9 de enero de 2013

Casa de Recuerdos

Una casa de madera dentro de una selva de concreto, una pieza completamente diferente a todo el panorama cosmopolita. Un lugar donde una anciana de más de ochenta años llama su hogar. Desde la entrada se siente un aire cómodo y tranquilizante que te abraza y calma tus sentidos. Sabes que donde se encuentran tus pies fue el lugar de juegos de tres generaciones de niños y sientes las olas de imaginación chocando tus ojos. Hasta cierto punto es imposible pasar a ese hogar sin percibir el amor y que esta haga emerger una sonrisa en tus labios.

Una sala acogedora con el olor a café recién chorreado en el aire. Las fotos de todos aquellos que han habitado el hogar. La foto de aquel matrimonio feliz que engendró felicidad en un lugar modesto y humilde, ese matrimonio que fue separado tan solo por la muerte misma. Sus hijos, nietos y bisnietos adornan los portrarretratos conjuntos. Las escaleras de madera que tan solo permiten el paso de una persona son el camino a lo más personal.

Junto al final de esas escaleras diminutas y a la par de una ventana se encuentran todas las marcas de crecimiento de aquellos infantes con sus nombres y fechas. En uno de los cuartos, cubiertos por una película de polvo se encuentran todos aquellos libros y almanaques sobre décadas pasadas. Historias de personas que han olvidado quienes realmente fueron. Hombres y mujeres que crecieron dentro de estas cuatro paredes en el momento que se marcharon por esa puerta olvidaron su vida pasada y se convirtieron en algo diferente. Esta casa tan solo alberga recuerdos de un pasado, ya que el presente y el futuro salieron juntos por la puerta principal para hacer metamorfosis y crear su propia historia por separado.

R.A.Pastor

6 de enero de 2013

Ximena y Franco

Poco a poco cae la noche, el sol se despide de la tarde usando su mejor gala y embellece el cielo de colores tintos y rosados. El frío de la montaña empieza a penetrar la piel e infiltrarse entre los huesos, al mismo tiempo que los dos tórtolos empiezan a recuperar todos sus sentidos. Un par de enamorados que regresan a la vida cotidiana después de un escape de su realidad.

Sin que se lo esperaba Franco recibió una llamada de su novia llorando, sus palabras casi no se le podían distinguir mientras se ahogaba en lágrimas, eso simplemente fue suficiente para que el tomara la decisión de raptarla y alejarla de su vida aunque fueran unos instantes nada más. El destino eran las alejadas montañas cerca de un volcán, el plan era simplemente disfrutar el momento mientras duraba. 

Ximena salía de la casa limpiándose aquellas lágrimas que se negaba a derramar por culpa de su madre, con solo verlo su semblante cambió y una sonrisa se formó en aquellas mejillas levemente coloreadas de rosado. En el viaje ella quería hablar de lo tortuosa que se ha convertido su vida últimamente, como poco a poco todos los hilos que la componían se han roto para dejar tan solo espacios donde se encontraban personas. Ella quería gritar, llorar y maldecir a su familia la cual sentía que no la comprendían, deseaba salir corriendo y empezar una historia completamente diferente a la que tenía.

Ella quería hacer tantas cosas pero no eran necesarias, su sonrisa era suficiente para calmar su afligida alma. Existían en una burbuja atrapada en el cielo, inmóvil y perenne, dentro de ella tan solo vivían dos almas que al parecer están hechas una para la otra. Su escape mutuo de las mierdas de la vida real. Ximena y Franco se encontraban al lado de la única carretera que viaja hacia lo alto de esa montaña, sentados sobre el pasto admirando el paisaje contemplando la vida humana desde el punto de vista de unos dioses.

Los narcóticos comenzaban a fluir por su cabeza y lo único que separaba eran unas delgadas capas de tela y el frío de un invierno tropical. Por un momento se olvidaron de la etiqueta o de sus modales y simplemente desataron la bestia que tenían dentro. Consumidos por la pasión fusionaron sus cuerpos hasta que la tinta en su piel se convirtiera en una mancha de sudor y pecado consentido. Ambas mentes se encontraban en silencio, no se necesitaba pensar, tan solo tenían que escuchar a sus corazones latiendo al mismo ritmo.

No necesitaban nada más, se tenían uno al otro. Una mezcla perfecta entre similitudes y diferencias que bautizaban un coctel que refrescaba lenguas quemadas por la realidad. Ellos en ese momento podían vivir y alimentarse puramente de amor pero lo único que no les perdonaba era el tiempo. La luna empezaba a emerger de su escondite y una por una las estrellas salían a jugar. Ximena y Franco debían volver hacia aquello que ellos escapaban con tanto rencor. Dentro de su corazón ella sabía que no importaba que tan mierda fuera la vida al regresar, todo se convierte más tolerable después de estar con él.

R.A.Pastor