4 de enero de 2014

Ella

Viendo las estrellas con una copa de vino tinto en mis manos entro en una encrucijada. Parte de mi mente no puede dormir, viviendo con un pensamiento que me roba el sueño. Tu sonrisa dibujada en mis memorias interfiere con el diario vivir. Por otro lado tan solo deseo irme a dormir, ya son tres noches seguidas que me despierto después de vivir un sueno sobre vos. 

Eras ese pedazo de cielo que nunca esperé, como aquel atardecer que pinta de naranja y rosa las nubes. Al igual que un cacho de luna asomándose sola por detrás de los árboles. Un par de ojos que cuestan olvidar y una boca que solo me inspira a pecar. Lo más interesante de todo es que ella despierta algo muy interesante dentro de mí. Su cuerpo, aunque perfecto, no es lo que más deseo.

Quiero introducirme dentro de su cabeza y navegar por un océano interminable. Volar entre sus pensamientos  y descubrir sus emociones debajo de cada hoja o con cada gota de lluvia. Quiero compartir tardes y noches hablando y riendo de estupideces. Quiero escucharla reír hasta que las lágrimas broten de sus ojos. Que su voz sea lo último que escuche antes de dormir y lo primero al despertar. 

No quiero sexo con ella, quiero todo lo que esté incluido. Quiero todo lo que precede, esos besos lentos que se convierten en besos apasionados. Acercando su cuerpo contra el mío, los besos en su cuello mientras sientes que su respiración se vuelve más profunda. Encontrar su piel con mis labios y dejar marcas en su piel blanca de los mordiscos. Sentirse uno al otro, y entonces el sexo.

Quiero tener esos momentos inigualables como fotografías en una galería de arte. Son esas ideas que me hacen perder el tiempo, perderme entre las formas de las nubes. Así paso mis noches pensando en ella, cuando probablemente al mismo tiempo, bajo el mismo cielo estrellado, ella pase tiempo con su novio. Quizá algún día no tan lejano una oportunidad se abra y logre ser protagonista de esa historia que tanto he imaginado.

R.A.Pastor

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