3 de mayo de 2016

Todo por su nombre

Creo que es hora de llamar las cosas por su nombre, y no me estoy refiriendo a pipí y caca. Aunque me parezca un tema increíblemente interesante existe una verdad que todos estamos ignorando, las enfermedades psiquiátricas no son un chiste o términos para usar a la ligera. Si están esperando un chiste o algo divertido por qué no se lo preguntan a esa hermosa joven de ojos verdes que lo único que piensa es como combatir los deseos de suicidio que la atormentan día a día.

La única persona que inventa tener una patología es aquel que está buscando una incapacidad médica, pero no se han preguntado realmente si lo que sienten es de verdad la definición de la patología. Como por ejemplo, su servidor confundía un dolor de cabeza con migraña y lo usaba de excusa para escaparse de socializar con la gente y con una pastilla común y silvestre esa migraña desaparecía. Hasta que un día realmente experimenté una migraña, sentir que dos balas de escopeta me rompieran el cráneo cada tres segundos y como algo tan inofensivo como la luz quemaba mi retina y cocinaba mi cerebro como huevo en un sartén. Adivinen qué pasó después de eso, nunca más volví a usar mal el término de migraña incorrecto en mi vida y me vi forzado a socializar de nuevo.

Las personas no saben lo que significa estar deprimido, y no es un me siento triste porque no tengo dinero para salir con mis amigas, es más como un químicamente mi mente se apagó y perdí la fuerza para hacer las cosas que me hacen feliz. Suena un poco dramático lo sé, pero no le resta la importancia a la ecuación. Las personas que se sienten así no lo hacen para llamar la atención, y tener decenas de comentarios en las redes sociales preguntando que es lo que pasa con un me gusta desinteresado.

Puedo hablar del tema porque yo también he sufrido por esto, y lamento decepcionarlos queridos lectores pero yo no soy perfecto y lo tengo muy en claro porque las propias voces en mi cabeza me lo recuerdan constantemente, Después de terminar una relación de más de dos años y ver a esa persona feliz con alguien más mi cuerpo fue apagándose poco a poco. No fue divertido el hecho de que solo quería dormir para que el tiempo pasara o tener ciclos destructivos entre atracarse y privarse de comer. 

Quizá esto nunca se lo he contado a nadie, pero la única razón porque en esa época no me suicidé fue porque mi orgullo no me permitía ser esa persona que se quitó la vida por una mujer que yo mismo le rompí el corazón. Nunca mencioné que el pensamiento de quitarme la vida era presente a cada momento y lo único que buscaba era quitarme ese peso de encima. No fue fácil tengo que admitirlo, el primer paso fue buscar ayuda profesional y me forcé a cambiar mi vida completamente con tal de salir de un hueco que me consumía.

Encerrado en nuestro cráneo puede estar nuestro peor enemigo, ese que susurra frases destructivas y causa una avalancha de sentimientos negativos. Pánico no es esperar que a tu novia, o desconocida sin título no voy a juzgar, te avise si ya tiene la menstruación después de sexo sin protección. Eso se llama estupidez primero que todo, niños y niñas siempre protéjanse al tener relaciones, pero volviendo al tema eso no es pánico, se llama estrés.

Puedo decir que nunca he experimentado el pánico de primera mano, pero si he sostenido manos de gente deshecha por el sentimiento. Un miedo irracional que sube por la espina dorsal e infecta cada neurona imposibilitando las acciones. Todo comienza desde esa pequeña voz dentro de la cabeza recordándote que las cosas no están bien y gradualmente ese susurro termina siendo gritos internos tan duros que no se puede escuchar el exterior. He visto personas increíbles comportándose como muertos en vida por la medicación contra la ansiedad, individuos que prefieren tener una vida calmada y monótona a sucumbir ante el terror que existe dentro de su mente. Cada vez que usás la palabra pánico incorrectamente estás insultando a esas personas que son víctimas dentro de su cráneo.

De la misma manera pasa cuando llamás a una mujer bipolar cuando esta en su ciclo menstrual, y soy el primero en admitir que nosotros hombres somos peores y más chineados cuando estamos enfermos. Entiendo que el proceso de sangrar por los genitales y toda la fisiología que conlleva sea complicado pero eso no justifica llamar así a una mujer. Si no entienden bien el termino de transtorno bipolar los invito a que lean el manual de diagnostico de desordenes mentales o por lo menos el resumen ejecutivo en Wikipedia.

Creo que al final lo que quiero decir es que al definir algo erróneamente le estamos quitando importancia a las experiencias de las personas que si están sufriendo eso. Quizá sea algo pequeño pero poco a poco podemos cambiar cosas que son de gran importancia para esas personas. Nadie anda por la calle con una camiseta con todos los padecimientos que tienen pero cosas tan pequeñas como escuchar y no juzgar antes de tiempo pueden ser la diferencia. Esto lo escribo para todas esas personas que ahora están batallando sus demonios, tan solo no se rindan en la batalla. Ustedes no son víctimas sino luchadores y a pesar de que ahorita sientan que no se puede, créanme hay luz al final del túnel.

R,A.Pastor

2 de mayo de 2016

Prólogo

Se siente muy extraño volver a escribir después de meses sin actividad. Un sentimiento de nostalgia invade mis dedos, sabiendo que poco a poco el óxido empieza a caer sobre mi teclado. En mi mente miles de ideas corren a la misma vez y tengo la necesidad de escribir todo lo que pienso pero mis reflejos no son lo suficientemente rápido. Hasta donde tengo entendido no puedo hacer frases libres de calorías como Coelho o rimas pretenciosas y forzadas como Arjona, y entre nosotros tampoco es como que quiera hacerlo.

A la misma vez entiendo que solo soy un hombre sentado en su cama con las intenciones de reinventar la palabra y modificar la percepción que tiene el mundo para moldearla más a lo que perciben mis ojos. En una mano tengo a un café mal hecho, y públicamente lo admito me cuesta hacer café, y en la otra mano tengo a un mundo lleno de oportunidades y temas para explotar y dar mi opinión invaluable y codiciada por los cuatro gatos que leen este blog. Calma no se ofendan, estoy agradecido de que tomen cinco minutos de su tiempo para leer parte de mis pensamientos pero a la misma vez me encantaría que más gente leyera lo mismo.

Para mí volver a escribir no significa un conteo de visitas en un blog, mucho menos exposición en redes sociales dónde la gente dice que le gusta algo que con costos le sacó una sonrisa. Yo escribo para liberar el alma y despejar mi mente. Entiendo que eso suena como mucha mierda pero algo que he aprendido durante este camino de la vida es que no me importa mucho lo que piensen de mí. Eso será un tema para otro momento, es una promesa. 

No soy el único al decir que la vida no ha sido fácil, y que probablemente muchas veces queremos tirar la toalla y mandar a todos a reproducirse violentamente con un cactus, bueno ahora que lo pienso quizá solo sea yo el que diga eso, pero todos tenemos esos momentos. Cada persona tiene su manera en particular para desahogarse y evitar que asesinen a alguien más. Algunos lo expresan con arte, tocando la guitarra o pintando paredes con aerosol mientras se quejan del regimen consumista que los oprime y corren con sus botas negras extremadamente caras para mi billetera. 

Otras personas usan adiciones para sentirse mejor, solo es necesario darle la vuelta a la ruleta de cosas que te gustan mucho y el secreto es explotar esa acción de una manera poco saludable hasta que tu cuerpo o tu voluntad necesiten una dosis constante para poder ser feliz. Ahora que lo escucho con otro tono, suena un poco cruel y crudo pero esa es la realidad. Desde un amante hasta las drogas, pasando por comida y juegos de asar, sin olvidar dar vuelta en el perfil de tu ex novia que te fue infiel y por la calle de compras excesivas e innecesarias para existir. Confíen en mí, lo dice un adicto que se miente a si mismo diciendo que ya paró de fumar y que los kilos extra que tiene se pueden bajar sin ejercicio. Bueno creo que este es el momento donde olvidan lo que acabo de decir y volvemos un poco al tema principal.

Yo escribo porque me permite vaciar mi mente de todos esos pensamientos tóxicos y silenciar esas voces internas que no ayudan a nadie. Escribo porque tengo la esperanza de que la vida de una persona cambie por leer algo que yo produje y más importante escribo porque me gusta ese sentimiento después de publicar algo. Ahora que lo pienso, escribir es mucho como el sexo, exceptuando la parte donde sudas mucho y hay una persona gritándote en el oído mientras te araña la espalda, cuando todo termina tu cuerpo se llena de placer y sientes momentos de paz porque todo el resto del mundo no importa. De la misma manera, cuando no haz tenido sexo por mucho tiempo, todo se acumula hasta el punto en que piensas mucho sobre eso. Mi único miedo es que después de no escribir por mucho tiempo, lo que dure sea muy poco y hayan personas que no estén satisfechas por mi rendimiento. 

R.A.Pastor