9 de enero de 2014

Cicatrices

Luego de cada batalla existen las secuelas. Victimas y sobrevivientes mirando la desolación causada por los estragos. Una vela se enciende por cada perdida y un réquiem se canta en honor de aquellos que no lo lograron. Cada persona tiene sus propias batallas con victorias y derrotas, nuestra vida se delimita a una constante lucha para sobrevivir un día más. 

Mi pelea fue una que nunca pensé poder sobre llevar. Meses de constante lucha contra mí mismo y los fantasmas de mi pasado. Heridas que permanecieron abiertas durante lo que se sintió como una eternidad. Caminando mirando hacia el cielo para no ver la sangre que brotaba de mis lesiones. Entre más alejaba mi mirada menos pensaba en mis aflicciones.

Comencé a soñar sobre un futuro mejor, una vida sin dolor donde pueda volar sin limitaciones. Que las cadenas de mi pasado no fuesen un contrapeso que me detuviera. Imaginaba sobre un momento en mi vida donde pudiese sonreír y sentir que la felicidad brotaba desde lo más interno de mi corazón. Quizá algún día todo cambie y logre llevar una orgullosa vida de veterano de mi propia guerra. 

Cuando menos me lo esperé bajé mi mirada para ver a mi abatido cuerpo para darme cuenta que las heridas ya habían cerrado. Aquello que me debilitaba se había convertido en marcas en mi piel. El agujero donde me habían arrancado el corazón estaba lleno de nuevo. Una cicatriz era la prueba de que lo peor ya había pasado. Ahora no miro hacia arriba esperando por lo mejor, sino coloco mi mirada hacia adelante para vivir mi presente de la manera en que me lo soñé.  

R.A.Pastor

1 comentario: