10 de marzo de 2013

Amores que Matan

Alguna vez has amado tanto que te ha dolido? Un sentimiento que invade tu cuerpo y se precipita dentro de tu pecho, tan fuerte como la misma naturaleza. Esa calidez dentro de tu alma que espontáneamente le encuentra el significado a todas aquellas preguntas sobre la vida misma. La cura para todos aquellos males de soledad, esa sonrisa que aparece cada vez que piensas en su rostro. Ese amor tan fuerte y profundo que solo tú lo sientes. Lastimosamente, la otra persona no la comparte de la misma manera. No te ama del mismo modo e intensidad.

Esos son los verdaderos amores que matan, aquellos que verdaderamente no son mutuos. Donde los niveles se encuentran hasta millas de distancia. Sentimientos que poco a poco se van tornando del amor al dolor y de este al odio. Supernovas internas convirtiéndose lentamente en estrellas frías. Desde amores platónicos hasta matrimonios, todos somos propensos a sufrir esta calamidad. 

Corazón idiota que nos hace añorar algo completamente irreal y toma el control la parte racional de nuestro ser. Nos convierte en el peor tipo de estúpidos, aquellos ilusos enamorados de algo que no es así. Las ilusiones conquistan nuestra mente y nublan el juicio. Proyectan en nuestros ojos esos recuerdos de tiempos muertos, los cuales en su momento nos brindaron mucha felicidad pero ahora solo nos causan dolor. 

En las noches, su imagen invade tus sueños y revives el aroma tan característico de su piel. Deseas aquellos abrazos que te otorgaban paz pero ahora te quitan la energía. Constantemente se encuentran en tu pensamiento y cualquier detalle de la cotidianeidad funciona como gatillo en una explosión de recuerdos y sentimientos. Esas sonrisas poco a poco desvanecen y el espacio donde se encontraban ahora es utilizado como carreteras para las lágrimas.

Los amores que matan son los peores. Nunca nos llevan a nada diferente que nuestra propia destrucción. Mutilar nuestra alma por una persona que muchas veces ni siquiera sabe cuánto sufrimos nos conduce solo al dolor. El corazón que ha sido lastimado nunca se regenera completamente, aquellos pedazos que contenían amor y felicidad son reemplazados por miedo e inseguridad. Un agridulce sabor a melancolía proveniente de esa persona que ya no se encuentra contigo.

Amores que matan nunca mueren. Se quedarán incrustados dentro de tu pensamiento, persiguiéndote hasta tu perdición. Mientras se siga amando se seguirá sufriendo como los ciclos lunares que son repetitivos y eternos. Sus raíces se encuentran tan profundo dentro de nosotros que la única manera de impedir el resurgimiento de esta planta de dolor es removerla por completo. Si lo permitimos este árbol de dolor solo drenará nuestras energías y secará la tierra para otras semillas en el futuro.

Hay que levantarse por encima del dolor. Caminar con la cabeza en alto a pesar de que nuestro pecho se esté desangrando. Aniquilar un monstruo dentro de nuestra alma que convierte nuestros sueños en pesadillas y utiliza el pasado para debilitarnos. Seguir adelante sin volver a ver atrás y tan solo esperar que el futuro nos brinde una sorpresa.

R.A.Pastor

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