19 de junio de 2016

Padres

Es interesante ver la evolución con el tiempo y pensar que la primera entrada de este blog fue hace seis años como una fuente para canalizar mi odio sobre el día del padre. Aún puedo sentir mi frustración en cada palabra pero ya no lo comparto. Quizá después de tanto tiempo me he dado cuenta de esas pequeñas acciones que al final son las que tienen un verdadero valor. Hace seis años seguía con una mentalidad de adolescente pretendiendo que las cosas iban a caer del cielo tan solo porque yo las pedía.

Muchas personas están celebrando el día del padre y pensando en todos esos momentos valiosos que compartieron con una figura paternal. Los recuerdos que se me vienen a la mente no es cuando mi papá me dio regalos ostentosos ni grandes celebraciones, sino al contrario pequeños detalles en el diario vivir para demostrarme que él estaba ahí en las buenas y en las malas. No quiero que me malentiendan, no quiero decir que no estoy agradecido por lo que se me ha dado pero para mi tiene más valor sentarse a tomar café cuando quería desahogarme, lavarme la ropa cuando sabía que tenía tantas cosas en mi vida que no podía sacar tiempo para mi mismo o inclusive traerme comida de gordos sabiendo que había terminado una relación que significaba mucho para mí.

Miro en el espejo y me pregunto si yo seré la mitad de buen padre como el mío. Hasta este momento estoy seguro que no voy a ser padre pero entre mis amigos veo más casos de personas esperando un bebé o inclusive dándoles un abrazo. Para todos aquellos hombres que recibieron la noticia y decidieron quedarse para hacer un mejor futuro para esa persona no tengo más que puro respeto. Ustedes se han puesto a pensar cuanto puede costar tener un hijo en estos días, teniendo en consideración pañales, ropa, comida, proteger la casa para evitar un accidente, el pediatra y sus clases de estimulación temprana. Más importante los sacrificios y el cambio de vida que una persona tiene que conllevar para poder lograr ser un buen padre. 

Desde aquel padre con tatuajes en su cuerpo de sus héroes favoritos trabajando como una bestia para poder asegurar que su hijo sea una persona bien educada y con valores como el los tiene. Para que algún día ese niño se divierta llenando con marcadores los espacios entre su piel sabiendo que tiene un guerrero protegiéndolo a cada paso que va. Pasando por el otro padre que cambio su filosofía de trabajo para reflejar la alegría que tiene dentro de su corazón, ese niño en cuerpo de adulto que quiere compartir sus juguetes con su próxima persona favorita. Tan meticuloso que desde su nacimiento quiere compartir sus pasatiempos y tener un compañero en cada aventura por la galaxia.

Ambos querían tener hijos en un futuro pero el destino decidió que era momento para que alguien los llamara padres. Que fuera una sorpresa no le resta importancia a ninguno de ellos, al contrario les hace ganar más valor y honor al mantenerse al lado de ese vientre que cada semana va creciendo. Durante esta vida siempre he tenido una gran admiración a mi padre por todo lo que ha logrado pero ahora soy feliz de ver personas junto a mi empezando un viaje eterno a la felicidad. Para mi padre y todos aquellos que decidieron quedarse a pesar de la adversidad levanto mi copa y brindo por lo mejor.

R.A.Pastor

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