19 de febrero de 2014

Todo Sucede por Algo

Nada en esta vida está escrito, somos moléculas de carbono divagando por el destino. La historia se ha formado por eventos al azar con un propósito subyacente. Todo sucede por una razón en esta vida y lo más interesante es que entre más busquemos la respuesta menos la lograremos encontrar. Es como mirar una pintura desde cerca, algunos detalles resaltan más que otros pero el conjunto tan solo se puede apreciar de lejos.

Es interesante como los sentimientos nublan la mirada. Aquello que nace desde lo más adentro de nuestra alma, un instinto básico animal que nos acompaña desde el nacimiento. Fuerzas tácitas que emanan de tu cuerpo como si fuesen vapores invisibles. Bloquean tus sentidos y convierten tu mirada en un túnel con una salida distante. 

El odio que hace que tu sangre hierva en instantes, o el paralizante miedo que congela cada fibra muscular.  La felicidad que ignora cada detalle malo y su opuesto la tristeza que olvida inconscientemente las bendiciones. No podemos negar nuestra naturaleza animal, estamos hechos para sentir y para vivir. Pero a veces para alcanzar un plano superior debemos colocar estos sentimientos en pausa y pensar objetivamente.

Preguntas constantes en nuestra vida circulando la parte de atrás de nuestra cabeza. Interrogantes sobre momentos de nuestro pasado que no podemos cambiar. Instantes que marcaron nuestra alma y posiblemente dejaron una cicatriz en nuestros cuerpos. Cada uno tiene sus propias incógnitas que aparecen como un fantasma dentro de los pensamientos cuando se está solo. 

Tal vez solo seamos una agrupación de células divagando en nuestro paso por la vida. Tratando de buscar el control en situaciones que están fuera de nuestro alcance.  Los seres humanos deseamos ser la especie dominante y ansiamos el dominio sobre factores como el tiempo y el espacio. Señoras buscando evitar el paso del tiempo y hombres buscando devolver la vida a los que ahora descansan bajo la tierra. Corazones lastimados buscan rehacer aquella relación que murió tiempo atrás. 

Todo sucede por una razón en esta vida y muchas veces estamos muy cercanos en la situación para poder apreciar el motivo subyacente. El tiempo revela las razones en su momento adecuado, quizá cuando la herida ya está cerrada. Recordando el pasado uno abre el cofre de la sabiduría y la respuesta de todas las preguntas aparecen, quizá no en el momento que uno más desee sino en el tiempo en que es necesario.

R.A.Pastor

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