6 de enero de 2013

Ximena y Franco

Poco a poco cae la noche, el sol se despide de la tarde usando su mejor gala y embellece el cielo de colores tintos y rosados. El frío de la montaña empieza a penetrar la piel e infiltrarse entre los huesos, al mismo tiempo que los dos tórtolos empiezan a recuperar todos sus sentidos. Un par de enamorados que regresan a la vida cotidiana después de un escape de su realidad.

Sin que se lo esperaba Franco recibió una llamada de su novia llorando, sus palabras casi no se le podían distinguir mientras se ahogaba en lágrimas, eso simplemente fue suficiente para que el tomara la decisión de raptarla y alejarla de su vida aunque fueran unos instantes nada más. El destino eran las alejadas montañas cerca de un volcán, el plan era simplemente disfrutar el momento mientras duraba. 

Ximena salía de la casa limpiándose aquellas lágrimas que se negaba a derramar por culpa de su madre, con solo verlo su semblante cambió y una sonrisa se formó en aquellas mejillas levemente coloreadas de rosado. En el viaje ella quería hablar de lo tortuosa que se ha convertido su vida últimamente, como poco a poco todos los hilos que la componían se han roto para dejar tan solo espacios donde se encontraban personas. Ella quería gritar, llorar y maldecir a su familia la cual sentía que no la comprendían, deseaba salir corriendo y empezar una historia completamente diferente a la que tenía.

Ella quería hacer tantas cosas pero no eran necesarias, su sonrisa era suficiente para calmar su afligida alma. Existían en una burbuja atrapada en el cielo, inmóvil y perenne, dentro de ella tan solo vivían dos almas que al parecer están hechas una para la otra. Su escape mutuo de las mierdas de la vida real. Ximena y Franco se encontraban al lado de la única carretera que viaja hacia lo alto de esa montaña, sentados sobre el pasto admirando el paisaje contemplando la vida humana desde el punto de vista de unos dioses.

Los narcóticos comenzaban a fluir por su cabeza y lo único que separaba eran unas delgadas capas de tela y el frío de un invierno tropical. Por un momento se olvidaron de la etiqueta o de sus modales y simplemente desataron la bestia que tenían dentro. Consumidos por la pasión fusionaron sus cuerpos hasta que la tinta en su piel se convirtiera en una mancha de sudor y pecado consentido. Ambas mentes se encontraban en silencio, no se necesitaba pensar, tan solo tenían que escuchar a sus corazones latiendo al mismo ritmo.

No necesitaban nada más, se tenían uno al otro. Una mezcla perfecta entre similitudes y diferencias que bautizaban un coctel que refrescaba lenguas quemadas por la realidad. Ellos en ese momento podían vivir y alimentarse puramente de amor pero lo único que no les perdonaba era el tiempo. La luna empezaba a emerger de su escondite y una por una las estrellas salían a jugar. Ximena y Franco debían volver hacia aquello que ellos escapaban con tanto rencor. Dentro de su corazón ella sabía que no importaba que tan mierda fuera la vida al regresar, todo se convierte más tolerable después de estar con él.

R.A.Pastor

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