9 de enero de 2013

Casa de Recuerdos

Una casa de madera dentro de una selva de concreto, una pieza completamente diferente a todo el panorama cosmopolita. Un lugar donde una anciana de más de ochenta años llama su hogar. Desde la entrada se siente un aire cómodo y tranquilizante que te abraza y calma tus sentidos. Sabes que donde se encuentran tus pies fue el lugar de juegos de tres generaciones de niños y sientes las olas de imaginación chocando tus ojos. Hasta cierto punto es imposible pasar a ese hogar sin percibir el amor y que esta haga emerger una sonrisa en tus labios.

Una sala acogedora con el olor a café recién chorreado en el aire. Las fotos de todos aquellos que han habitado el hogar. La foto de aquel matrimonio feliz que engendró felicidad en un lugar modesto y humilde, ese matrimonio que fue separado tan solo por la muerte misma. Sus hijos, nietos y bisnietos adornan los portrarretratos conjuntos. Las escaleras de madera que tan solo permiten el paso de una persona son el camino a lo más personal.

Junto al final de esas escaleras diminutas y a la par de una ventana se encuentran todas las marcas de crecimiento de aquellos infantes con sus nombres y fechas. En uno de los cuartos, cubiertos por una película de polvo se encuentran todos aquellos libros y almanaques sobre décadas pasadas. Historias de personas que han olvidado quienes realmente fueron. Hombres y mujeres que crecieron dentro de estas cuatro paredes en el momento que se marcharon por esa puerta olvidaron su vida pasada y se convirtieron en algo diferente. Esta casa tan solo alberga recuerdos de un pasado, ya que el presente y el futuro salieron juntos por la puerta principal para hacer metamorfosis y crear su propia historia por separado.

R.A.Pastor

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