31 de octubre de 2013

Trompo

Con una sonrisa en su rostro ella camina por toda la casa, casi bailando entre habitación y habitación. Hoy era un día completamente diferente a los demás. El amor se podía palpar en el aire. Había recibido una de las mejores noticias desde la mañana, uno de esos acontecimientos que le pueden cambiar la vida a cualquier persona. Ahora tenía a un pequeño ser humano creciendo en su vientre.

Desde hace días venía con la sospecha de la posibilidad de quedar embarazada, su menstruación había decidido faltar por casi cinco semanas y últimamente se sentía hinchada como si estuviese reteniendo agua pero al mismo tiempo orinaba muy seguido durante el día. Al colocar uno más uno decidió confirmar la noticia antes de decirle a su novio que iban a empezar una nueva familia.

Después de comprar una prueba casera y ver con sus propios ojos que era positivo un nuevo aire de esperanza y felicidad invadió su cuerpo. La mejor manera de darle la gran noticia a su pareja es preparar la velada romántica perfecta. Cocinó toda la tarde el platillo favorito de él, y coloco unas velas por toda la pequeña casa donde vivían los dos. Horas antes de la cena recibió una llamada de su amado diciendo que iba a tardar un poco más de lo esperado en el trabajo, culpando al jefe por darle más trabajo que de costumbre.

Ella sin percatarse que le estaban dando vuelta como a un trompo aceptó y le pidió que se apurara porque tenía una sorpresa preparada para él. Las horas pasaron como si fuesen días enteros y la espera mezclada con las ansias era casi insoportable, se sentó en el sofá sencillamente a esperar a su amado, al padre de su hijo aún en formación.

Él llegó un poco tarde casi cerca de la media noche. Antes de colocar la llave en la puerta, decidió peinarse un poco y borrar las marcas de lápiz labial que aún se encontraban en su cuello. Entró al hogar después de una noche de sexo desenfrenado con su amante, una compañera del trabajo que con costos conoce su primer apellido.

Ella estaba dormida en el sofá, él entraba a una escena extraña con tanta decoración pero no sabía a qué se debía. Estaba cansado y con hambre, tomó un pedazo de un pastel de pollo del horno. Ese mismo que era para celebrar un nuevo integrante a la familia, lo calentó y se lo comió solo junto a los platos sucios. Era tarde y tenía que trabajar temprano al día siguiente, subió a su cuarto y se cambió para dormir y seguir con su vida rutinaria. Mientras tanto ella seguía dormida en el sofá esperando al amor de su vida, al padre de la vida que lleva en su vientre, a la persona que dentro de su cabeza es perfecto y son destinados a vivir felices juntos hasta que la muerte los separe.

R.A.Pastor

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