3 de enero de 2012

Ximena

Ella se encontraba bajo sus cobijas, tratando de calmar ese sentimiento que venía desde dentro de su ser. No tenía nada que ver con el hecho de que era una noche de luna nueva y el único sonido alrededor era el de las rápidas ráfagas de viento azotando los árboles que rodean su casa. Aunque este sonido que le recuerda a varias películas de miedo, cuando ella está sola en la casa y da a parecer como si fuesen voces y murmullos por el choque de las hojas con el vidrio. Nada de esto, el miedo que ella siente no es sobre esta situación, el miedo que la posee es mucho más profundo.

Bajo las cobijas y abrazada de su almohada confidente se refugia. Silenciosamente como si estuviesen escapándose de una cárcel dos lágrimas brotan fuera de ritmo de sus ojos. Para cualquiera dos gotas de sentimientos no es mucho, para ella eso es demasiado. Escondida detrás de tantos muros y escudos que protegen sus sentimientos que ya ni se permite sentir lo mismo de antes.

Casi nadie conoce su historia porque ella no se permite tan fácilmente conocer, esta es tan solo una pincelada del amplio panorama que ha sido toda su vida. Una persona feliz con una constante y bella sonrisa blanca como las perlas, inconfundible y contagiosa desde leguas de distancia. Es esa mujer que todo mundo desea tener como amiga, ya que siempre estará contigo para hacerte reír pero sin importar la cantidad de amigos que conozca, ella es muy selectiva cuando se trata de quien confiar. La vida le ha jugado malas pasadas y entre experiencias amargas uno entiende realmente la enseñanza.

Su miedo no proviene de su vida en una familia extraña con fisuras por aquí o por allá, ella dice que tal vez no sea una familia normal pero en realidad nadie en verdad tiene una así. Sus cicatrices amorosas son profundas aunque invisibles a los ojos del viajero. El amor no ha sido su mayor problema, la lotería genética la bendijo con todos los factores para hacerla bella a los ojos de los hombres. Su cabello rubio en combinación con su silueta le roba a más de uno la atención pero cuando ella abre su boca y su personalidad reluce es cuando ellos quedan hipnotizados. Al fondo ella sabe que la mayoría de hombres solo quieren una cosa, algo para satisfacer la necesidad carnal y pecaminosa que existe dentro de cada cuerpo. Sabe que no la buscan por lo que ella es, solo por lo que puede otorgar.

El problema no es su pasado que la atormenta, ni un espacio alrededor de ella que dé a lugar un caos en su presente o su futuro. Este enigma habita dentro de ella y por más que sea una persona feliz y alegre, con una vida llena de personas importantes que hacen que su corazón se sienta cada día más cálido, cuando ella se encuentra sola todo es diferente. Cuando las luces se apagan y el silencio inunda el ambiente es cuando sus inseguridades salen a flote. El problema no son los demás, ella dice que el problema es ella.

Abrazada por su cobija de calaveras se encuentra en la cama ella revive miles de escenarios en su cabeza examinando cada pedazo de fragilidad existente. Mirando al techo blanco del cuarto duda sobre su vida, su destino o sobre sus verdaderos sentimientos. Ese miedo que hace que un par de lágrimas escapen de su alma, es el mismo que le impide ver muchos elementos de su vida. Esas voces que rondan su cabeza aparecen cuando ella está sola, pero sus frases perduran durante el tiempo. 

Por fuera ella es alguien muy feliz y alegre, cuando se encuentra en compañía puede convertirse en la persona que logra un dolor de estómago de tantas risas y diversión. Por dentro, luego de todas esas murallas y escudos para evitar el dolor, se encuentra una niña llena de miedo e inseguridades en ropas de adulto. Ella es y a la vez no lo es, o peor aun ella es pero a veces ella no logra creer que lo es.

R.A.Pastor

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