No es una sorpresa para nadie cuando menciono la multitud de personas dentro de mi cabeza. Un alma fragmentada en siete pedazos cada uno con su opinión y maneras diferentes de pensar. Prisioneros dentro de una jaula de hueso y piel, contemplando el panorama desde mis propios ojos. Separados pero cada uno representa una unión importante dentro de mi ser.
Cada uno significa una parte de mi ser, mi personalidad y lo que yo soy. Muchas veces ellos hablan a mis oídos como aquellos dibujos animados donde el ángel y el demonio se posan sobre los hombros a debatir del tema. Al principio me asustaba escuchar voces en mi cabeza pero al final uno las acopla al diario vivir.
Lo más irónico de todo este asunto es que la gente me puede llamar esquizofrénico o loco por escuchar lo que reside dentro de mi cabeza. A pesar de que a veces ellos no tienen razón y termino comiéndome mis palabras, confío más en ellos que en todas las personas fuera de mi cabeza.
Todas esas personas que dicen ser tu amigo y dicen que te quieren. Los mismos individuos que cuando saben que has terminado una relación prefieren hablar del tema con otros en vez de preguntarte como te sientes. La lealtad siempre ha sido un tema muy debatido dentro de mi mente sabiendo que todos esos que dicen que te apoyan en las buenas y en las malas simplemente no lo hacen.
Seres humanos imperfectos que critican la hipocresía pero se justifican cuando tiran una piedra y esconden la mano. Lo peor de todo es que ellos saben que hablo sobre ellos, y tienen las agallas de negarlo cuando se les interroga. Por lo menos Judas tuvo las fuerzas de admitir que vendió a uno de sus mejores amigos y líder, aunque fuera por culpa.
Llámenme loco pero confío más en mi mismo que en todos aquellos que se llamaban mis amigos y me traicionaron en el proceso. Nadie aprende por cabeza ajena, decía mi abuela, y lastimosamente por experiencia me he dado cuenta. Prefiero estar solo que mantenerme rodeado de personas que están ahí por conveniencia. La hipocresía es un mal que se contagia como el peor de los virus y más letal en nuestras vidas que cualquier cáncer.
R.A.Pastor
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