8 de septiembre de 2011

Cartas para mi padre

Palabras que no he tenido el ánimo de poder decir. Todas aquellas frases que he guardado en mi corazón y no las he podido expresar por falta de valentía. Creo que no me queda forma alguna de describir todo aquello que he reprimido dentro de mí ser por tanto tiempo. Quién sabe, tal vez pueda ser miedo o quizá sea mi incapacidad de manifestar mis problemas hacia mi padre.

Como poder decirle a un hombre todos los defectos que tiene en su trato hacia mi si él nunca supo lo que es tener una imagen paterna si nunca lo conoció. Marcado en su personalidad por un padre ausente y una madre que murió cuando él tenía una corta edad. Criado por su abuela, él y sus hermanos carecen de ese conocimiento de cómo realmente tratar a sus hijos. Nadie lo puede culpar realmente, es difícil aprender algo que nunca se le fue enseñado. Sin embargo, existe la posibilidad de aprender de sus errores, si tan solo se los pudiera revelar. 

Su manera de tratarme tiende a tocar aquellas fibras de mi ser hasta un punto cercano a la mutilación de estas. Degradar mi sentimiento como ser humano, mi propia existencia integra se ve dañada por la facilidad que posee al hacerme sentir incapaz de realizar tareas tan simples y cotidianas. Contadas con una mano son aquellas veces que él ha dicho que se siente orgulloso de tenerme como su hijo y aun me quedan tres dedos para escribir estas letras. A la vez, son más las veces que me ha hecho sentir como un inútil e inclusive llegar al punto de dudar sobre mi presencia. 

Es un problema que coexiste directamente con el abundante conocimiento que él posee sobre mí. Una simbiosis en relación entre esos determinantes de personalidad. Saber qué puntos presionar para saber cómo sacar una sonrisa en mi cara, y aquellos gatillos que disparan lo más oscuro y tenebroso de mi alma retorcida. El enigma presente debido al poder que existe para predecir mis pensamientos con solo un gesto. A la vez es incapaz de determinar el daño que produce cada vez que me trata de esa manera y mucho menos saber qué es lo que ocurre.

Dolor de un hijo que no puede exteriorizar sus problemas y su imposibilidad de mostrar sus debilidades ante un padre autodidacta. Un dolor que existe y no desaparecerá. 

R.A.Pastor

No hay comentarios:

Publicar un comentario