8 de septiembre de 2011

Regreso a los pasillos blancos

Me encuentro caminando en un lugar que resulta mórbidamente familiar, en el fondo de mi cabeza se encuentran todos aquellos recuerdos que durante tantos años traté de suprimir de mi memoria. Aquellos pasillos pintados de blanco reviven en mí ser una serie de evocaciones que logran poner mi piel erizada y los escalofríos bajan a lo largo de mi espalda como si fuera una autopista de sensaciones. 

Estoy viviendo dentro de un vaivén de pensamientos que juegan entre el pasado y el presente. Los pasillos blancos de aquel hospital donde estuve tantas veces. Nada ha cambiado, todo permanece igual y constante dentro de este edificio. El mismo techo que en repetidas ocasiones miré aferrándome a mi vida. Las bancas de madera en donde dormí incómodamente mientras esperaba entre cada sesión de tortura y martirio esperando lograr vivir un día más.

Los demonios de mi pasado ahora invaden mi alma recordando todos mis miedos más profundos a la muerte misma. Aferrándome fuertemente a mi esperanza de vivir y pasar más allá de mi niñez. Un sentimiento que era tan frecuente como los mismos cambios de luna, cada catorce días sucumbir ante la sensación de impotencia y fragilidad que consumía a un pobre niño que no sabía nada sobre la vida misma.

Como si fuera una cabeza de agua, sorpresiva y potente, fueron todos esos recuerdos de aquellos momentos traumáticos de mi corta vida. El miedo a la muerte ha desaparecido, y con este proceso de evolución me he convertido en un hombre fuerte gracias a esos minutos determinantes. El terror desapareció pero aún no logro arribar a un estado mental de adaptación donde esto ya no me afecte más. Todavía no alcanzo desensibilizar mi alma a estos recuerdos negros y llenos de dolor y sufrimiento.

R.A.Pastor

No hay comentarios:

Publicar un comentario