17 de agosto de 2011

Amor de Muñecas

Una pequeña niña sentada en un columpio frente a la fachada de su casa. En una reducida zona verde se encontraba allí con su vestido rosado y sus zapatos color rojo intenso. Se encontraba sentada meciéndose, tratando de impulsarse con sus cortas piernas. Con una mano en la cadena para poder apoyarse mientras que en la otra mano sostenía a su querida muñeca de trapo.

Se columpiaba levemente y sentía como el aire bailaba entre sus bucles color almendra. Sus ojos estaban fijos mirando a su muñeca con una clase de intensidad tácita y silenciosa. El amor que esta niña tiene a su muñeca es tan grande y único. Uno de los más cercanos al verdadero concepto de amor. Tan puro e inocente, un tipo de sentimiento que es raro encontrar en las personas en este tiempo. Solo los niños y los ancianos conocen verdaderamente lo que es amor.

Perdida en el momento, balanceándose en el aire ignorando todo lo que se encuentra a su alrededor. Desconoce aquel exterior de su pequeña esfera de cristal, no sabe sobre los problemas internacionales ni en sus propias fronteras. Mucho menos tiene idea de los problemas que suceden en su casa, como el dinero no es suficiente para pagar las deudas o que el matrimonio de sus padres se derrumba por la infidelidad. Como dicen algunos la ignorancia es una bendición.

A ella no le importa en lo más mínimo lo que sucede fuera de este parque. Qué más puede pedir de la vida más que tener a su muñeca entre sus brazos. Un amor tan perfecto y bello que tan solo puede existir en las manos de una criatura tan frágil e inocente.

R.A.Pastor

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