4 de julio de 2011

Cazadora de Corazones

Caminando por la calle va esa mujer cautivadora. Sus tacones resuenan cada vez que logran hacer contacto con el piso. Anunciando su llegada como un heraldo con su trompeta. Sus piernas delgadas y formadas le roban la atención a todos los hombres que caminan junto a ella. Los marea y confunde haciéndolos perder su dirección y hasta terminan tropezándose con cualquier objeto en la calle.

Roba suspiros con el meneo de sus caderas cada vez que da un paso de su caminar. Ella desea esas miradas lascivas de los hombres, la hace sentir superior. Su ego salta siempre que alguien le tira un piropo o le grita una grosería. Al final para ella todo es lo mismo, la atención que le brindan es su motivo para vivir. Detrás de esos ojos delineados y las pestanas falsas se encuentra la verdadera ella.

Ella vive para destruir los corazones de todo hombre que le pueda colocar sus garras encima. Se maquilla para atraer a sus presas, como una buena cazadora hace hasta lo imposible para conseguir lo que quiere. Coleccionista de sentimientos, guardándolos en un frasco para exhibir encima de su chimenea. A la vista y paciencia de todos, las cabezas de los animales disecados en las paredes, como si se estuviera regocijando de sus logros.

En la noche cuando el día termina, llega a su casa sola y frente al espejo se quita el maquillaje. Revela su verdadera personalidad, una mujer vacía y completamente insegura. Detesta su rostro al natural, se siente incompleta como si no fuera ella misma. Coloca su cabeza sobre su almohada y empieza a llorar porque la soledad es demasiado abrumadora como para poder coexistir dentro de ese corazón. De qué sirve salir a cazar corazones cuando el propio se encuentra vacío y casi muerto.

R.A.Pastor

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