7 de mayo de 2011

Celestina

El cielo está despejado, sin alguna nube en todo el vasto firmamento. El sol calentando el frío pavimento. Las gotas de rocío matinal le dan un efecto brillante a todas las hojas de césped. El día ilumina toda aquella oscuridad que nos invadía. Este es el inicio de un nuevo día. Estoy sentado en el piso de cemento, tan solo admirando como el tiempo pasa. Es un momento fugaz, donde cada instante se escurre de mis manos. Como helado derritiendose entre mis falanges. Las imágenes son tan rápidas, pero no se pueden controlar. Vivo en un mundo donde todo se mueve sin cesar. Nadie descansa. Nadie se toma su tiempo para admirar el paisaje. Es una carrera donde nadie sabe de donde viene ni para donde vá. Que importa si ganas o pierdes, al final la belleza reside en el trayecto recorrido. Nos hemos convertido en máquinas sin sentimientos, ya no agradecemos cada bendición que se nos otorga. Este cielo matinal tan bello y delicado. Momento sabatino para admirar como las aves planean en medio del aire. El canto que producen invade mi audición con su armonía tan dulce. Recuesto mi cabeza en el concreto, que antes era frío mas ahora esta cálido. La brisa veraniega mueve mi ropa. Perfecto balance entre un sol intenso y un viento refrescante. Lástima que estos momentos no son eternos...

R.A.Pastor

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