Este es uno de aquellos días en los que amanece con un sol increíble que irradia todo el campo, le da brillo a las gotas de sereno y embellece las flores que se encuentran en el jardín. Una mañana soleada con golondrinas cantando dulces melodías matinales. Es un bello día para estar en el cementerio, entregando flores a todas aquellas tumbas de las personas que perdí.
Individuos que yo mismo sepulté al sacarlos de mi vida. Poco a poco deshebraba mi corazón por tener que eliminar seres que me habían acompañado durante toda mi vida. Seres que cuando el momento se presentó me traicionaron, le dieron la espalda a ese a quien decían llamar su amigo. Eran ellos quienes se encontraban mas cerca a mi alma y mi espíritu. Eran mis mejores amigos, mis camaradas por casi once años. Ahora ya no son nada más que un recuerdo vago en mi inconsciente.
Las nubes empiezan a invadir el espacio, se escuchan los yigüirros pidiendo las dulces gotas de lluvia para poder refrescar su plumaje. Ese sol que irradiaba de repente decide tomar un descanso y reposar detrás de esas negras nubes. Mi ropa comienza a sentirse mas pesada conforme se va mojando. No queda espacio alguno que se encuentre seco.
Las voces en las tumbas comienzan a resurgir de nuevo, sus espíritus aparecen en frente de mis ojos. Mi pulso está acelerado y mis manos están temblando. Todo aquel rencor y odio que sepulté volvió a la vida tan fácilmente. Tan solo ver sus rostros me hace cerrar mi puño con dolor. Esa herida que no ha cerrado completamente poco a poco empieza a palpitar y sentir como el dolor regresa y te devuelve a ese estado miserable en el que vivías antes.
Con lágrimas en mis ojos dejo esas flores en las tumbas y me levanto. Con mi ropa aun empapada con la lluvia y pesada como si pesaran cinco kilos cada prenda, tomo lo que aún me queda de dignidad y comienzo a caminar hacia la salida. Las ánimas aún gritan el nombre de mi antiguo yo, hablan todo aquello que solían decir esperando que me lastimen con alguna frase. Que es lo peor que puede suceder? Al final ellos son pasado por algo.
R.A.Pastor
Individuos que yo mismo sepulté al sacarlos de mi vida. Poco a poco deshebraba mi corazón por tener que eliminar seres que me habían acompañado durante toda mi vida. Seres que cuando el momento se presentó me traicionaron, le dieron la espalda a ese a quien decían llamar su amigo. Eran ellos quienes se encontraban mas cerca a mi alma y mi espíritu. Eran mis mejores amigos, mis camaradas por casi once años. Ahora ya no son nada más que un recuerdo vago en mi inconsciente.
Las nubes empiezan a invadir el espacio, se escuchan los yigüirros pidiendo las dulces gotas de lluvia para poder refrescar su plumaje. Ese sol que irradiaba de repente decide tomar un descanso y reposar detrás de esas negras nubes. Mi ropa comienza a sentirse mas pesada conforme se va mojando. No queda espacio alguno que se encuentre seco.
Las voces en las tumbas comienzan a resurgir de nuevo, sus espíritus aparecen en frente de mis ojos. Mi pulso está acelerado y mis manos están temblando. Todo aquel rencor y odio que sepulté volvió a la vida tan fácilmente. Tan solo ver sus rostros me hace cerrar mi puño con dolor. Esa herida que no ha cerrado completamente poco a poco empieza a palpitar y sentir como el dolor regresa y te devuelve a ese estado miserable en el que vivías antes.
Con lágrimas en mis ojos dejo esas flores en las tumbas y me levanto. Con mi ropa aun empapada con la lluvia y pesada como si pesaran cinco kilos cada prenda, tomo lo que aún me queda de dignidad y comienzo a caminar hacia la salida. Las ánimas aún gritan el nombre de mi antiguo yo, hablan todo aquello que solían decir esperando que me lastimen con alguna frase. Que es lo peor que puede suceder? Al final ellos son pasado por algo.
R.A.Pastor
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